Salud mental está más expuesta en diciembre y enero, afirman expertos
Salud mental está más expuesta en diciembre y enero, afirman expertos

Los meses de diciembre y enero suelen ser los que más incidencia de trastornos de salud mental y psicosociales registran, debido a una mezcla de factores como el incremento del estrés asociado a las celebraciones, las expectativas sociales, la reducción de la luz del sol y el aislamiento social, según destaca el equipo de psicólogos de Affor Health.

“Todo ello puede generar un empeoramiento de trastornos como la depresión y la ansiedad, particularmente en personas con predisposición genética o factores de riesgo”, advierte la consultora especializada en bienestar psicosocial en el entorno laboral.

A lo largo de 2024 han registrado un incremento de estos trastornos (en ascenso desde la pandemia de covid-19) debido a la incertidumbre económica, el aislamiento social o al acelerado ritmo de vida.

Todo ello ha contribuido a que aumenten los casos de ‘burnout’, estrés, ansiedad y depresión, aspectos que seguirán estando muy vigentes en el ámbito del cuidado de la salud mental durante 2025.

Por otro lado, han observado que la convivencia entre las distintas generaciones, cada una con sus retos exclusivos vinculados a su entorno histórico, social y tecnológico, puede provocar choques tanto en el entorno laboral como en el familiar.

Por ejemplo, afirman, “los más jóvenes sentirán una mayor inquietud por el futuro y más presiones relacionadas con las redes sociales, mientras que los de mayor edad deberán lidiar con dificultades vinculadas con la jubilación, la soledad o la pérdida de seres queridos”.

Además, casi la mitad de las actividades de intervención psicosocial registradas tiene que ver con problemas generalizados de salud, como ansiedad o sintomatología depresiva, seguidos de trastornos del estado de ánimo y problemas derivados de relaciones de pareja.

Estas situaciones pueden aparecer en distintos ámbitos de la vida de las personas pero lo hacen con mayor frecuencia en el personal y, desde ahí, pueden trasladarse al resto, lo que puede acrecentar la tensión en situaciones de estrés o crisis laboral o en el entorno universitario.

A su vez, los fenómenos psicológicos observados en el entorno laboral tienden a transmitirse a la sociedad en general. Así, muchas dinámicas sociales como la jerarquía, la competencia, la cooperación y el estrés, se reproducen en una variedad de contextos como las familias, las amistades y las comunidades.

Por este motivo desde la consultora señalan la importancia de la vigilancia de la salud mental también desde el ámbito de la seguridad e higiene en el trabajo, que verá un refuerzo de las medidas para el próximo año.

Para cuidar del bienestar de los trabajadores es primordial que las empresas integren en su gestión la salud mental. Para ello deben impulsar herramientas que les permitan evaluar los riesgos psicosociales en el trabajo, así como programas de acompañamiento para que los empleados puedan consultar cualquier malestar psicológico y emocional que estén experimentando, tanto dentro como fuera de las puertas de la compañía.

Además, consideran indispensable que cada uno se cuide para poder dar su mejor versión. Por eso, explica, “es fundamental priorizar el autocuidado y fortalecer las relaciones personales, cultivando vínculos saludables con nuestros seres queridos y buscando apoyo si fuera necesario”.

Finalmente, señalan que la actualidad es cada vez más susceptible de afectar a la salud mental. Así, es probable que se puedan producir trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión especialmente en aquellos lugares que experimenten eventos climáticos extremos, como la DANA que ha afectado a la Comunidad Valenciana, o crisis económicas prolongadas.

Además, concluyen “la polarización política y las desigualdades sociales pueden contribuir a un aumento del estrés y la hostilidad, lo que a su vez puede afectar negativamente la salud mental”.

De cara al próximo año, el equipo de psicólogos de Affor Health recomienda establecer metas realistas que permitan a uno definir objetivos claros y alcanzables para evitar sobrecargarse. Además, es importante aprender a decir que no, estableciendo límites y practicar la gratitud diaria.